miércoles, 27 de mayo de 2015

La asignatura pendiente



A lo largo de estos días conoceremos cómo quedan conformados los gobiernos de los diferentes pueblos, ciudades y comunidades autónomas en estas elecciones tan apretadas y plurales.

Por mi parte, lo único que pido a aquellos que van a estar al frente de sus ciudades, pueblos o comunidades autónomas, es que reflexionen sobre la finalizada (por fin) campaña electoral, que se den cuenta de su gran déficit, aquel del que adolece el líder autoritario y patriarcal, la escucha.

Porque nuestros políticos definitivamente no escuchan, aunque ellos se jactan de decir que lo hacen, porque si se atrevieran a escuchar no les gustaría nada lo que les llegaría. Poco les importa que una de las principales preocupaciones de los españoles sea la clase política, se niegan a hacer una reflexión más profunda y de verdad ocuparse de tener un feedback por parte de sus conciudadanos con mayor carga cualitativa. Ellos se quedan en las encuestas (algunas sesgadas) y en los tres o cuatro comentarios que dicen “escuchar” por la calle.

Escuchar no es solo recibir información, es entenderla, respetarla y digerirla

La escucha es una parte fundamental en el liderazgo, junto a la empatía, el control emocional y la comunicación. De todos estos factores, casi todos los políticos suspenden claramente en dos de ellos, la empatía y la escucha, la gran mayoría aprueban en comunicación y prácticamente todos poseen un elevado control emocional.

Es precisamente es la falta de empatía la que provoca ese déficit en la escucha, como dice Pruden Martín, socio consultor en Liderea,  “El no ser capaces de calzar los zapatos de los ciudadanos y postularse como los únicos poseedores de la verdad por encima del bien y del mal.”

Que las áreas de mejora de un líder en una organización sean la empatía y la escucha, es preocupante pero lo es más cuando hablamos de las necesidades de una población o de una comunidad.

En el ámbito laboral, el líder que no escucha está perdido, sin embargo la clase política parece que queda fuera de esta afirmación pues muchos de ellos perduran en el tiempo.

En las empresas donde trabajamos nos enfrentamos habitualmente a muchos datos que provienen de encuestas de clima laboral pero los más relevantes los extraemos del análisis cualitativo, análisis que nos proporcionan los propios integrantes de la organización, bien a través de la pregunta directa o a través de la observación de sus comportamientos.

Entiendo que debe ser complicado obtener una encuesta cualitativa de todos o, por lo menos, de gran parte de los ciudadanos pero hoy en día contamos con muchas formas de comunicación que podrían estar al alcance de los partidos y a través de las cuales se podrían extraer conclusiones tras su análisis.

En cuanto a la observación, el sufragio es un claro ejemplo, el voto del ciudadano está cambiando, pero la pregunta debe ser por qué lo han hecho, pero no solo los que han perdido electores sino también quienes los han ganado.

Al final, el fracaso de los derrotados tiene que verse como una serie de acciones a tomar para ser mejores y la victoria como un camino a seguir del cual no deben salirse.


lunes, 23 de marzo de 2015

Ocupado y no preocupado


No conocía gran cosa de Ander Garitano, entrenador de la Sociedad Deportiva Eibar, equipo que ha ascendido desde la Segunda División "B" hasta la denominada "Liga de las Estrellas" en tan sólo dos temporadas, a ascenso por temporada. Y no lo ha hecho de manera discreta sino que durante unos meses se convirtió en un "gallito" que plantó cara a equipos importantes de la categoría. En la actualidad ha perdido un poco de fuelle y está en una posición relativamente cómoda en la tabla de clasificación.

Tras uno de sus últimos partidos en los que cayó derrotado, un periodista le preguntó si estaba preocupado por su equipo y la racha de malos resultados que les acompañaba, a lo que él contestó que no estaba preocupado sino ocupado (en el enlace min 6 al 7).

https://www.youtube.com/watch?v=FVvPzRj2a1E#t=11

Esta actitud creo que es la correcta, descargar de tensiones negativas a la plantilla (preocupación, ansiedad) y centrarse en lo que saben hacer, trabajar y trabajar. Ésa es la piedra angular de una plantilla que cuenta con el menor presupuesto de la categoría.
Está claro que la gran mayoría de los equipos le superan en calidad pues pueden fichar jugadores de más categoría pero hay algo que depende de ellos mismos y que iguala, en muchas ocasiones, esas diferencias de presupuesto y calidad, el trabajo y sacrificio. Y puesto que es su arma más poderosa deben "ocuparse y no preocuparse", porque la preocupación no lleva a nada positivo y la ocupación es la herramienta para volver a la senda de los triunfos y mantener la categoría.

Esto que parece fácil, en ocasiones se nos olvida. Debemos conocer como personas y como colectivo nuestros puntos fuertes, nuestras fortalezas que nos han llevado por el buen camino y centrarnos en ellas. Desde ahí generaremos la confianza necesaria para afrontar nuestras áreas de mejora.


martes, 10 de febrero de 2015

Y por qué no un Psicólogo (deportivo)


A lo largo de estos meses, he tratado con numerosos gestores de escuelas deportivas. Todos, o casi todos, me habla de inculcar todos los valores que aporta el deporte: el compañerismo, esfuerzo, humildad, sacrificio, etc. 
Pero pocos a la hora de la verdad transmiten esas ideas a su grupo de entrenadores que son los que, al fin y al cabo, que tratan con los niños más directamente y pueden trasmitir esos valores.

Cuando les preguntas por su staff técnico, hablan de entrenadores preparados, muchos con titulaciones relacionadas con las actividades físicas, otros con carnet de entrenador, todos con el curso de monitor deportivo, etc.

Hablan de coordinadores de metodología, que marcan las tareas a realizar por parte de los entrenadores, trazan una línea de trabajo para los entrenadores de tal manera que la escuela tenga un estilo de juego determinado y trabajado desde la base.

Casi todos cuentan con algún fisioterapeuta que ayuda a los lesionados a recuperarse rápidamente o a prevenir lesiones aconsejando a los técnicos determinados ejercicios.

Así las escuelas deportivas tienen todas las herramientas para formar a los jugadores, para que sepan jugar al fútbol, para que sean técnicamente buenos, físicamente aptos.
Pero, ¿quién les enseña a ser mejores personas?¿Quién y cómo se les inculcan esos valores que vemos colgados en carteles por todas las escuelas deportivas?

Aquí el papel reside en el entrenador, sin embargo, a lo largo de las diferentes titulaciones que les capacitan para desempeñar sus tareas, cuentan con pocas o, en ocasiones ninguna, asignaturas relacionadas con la psicología deportiva a través de la cual podemos trabajar el grupo para que esté formado también en valores.

Por esta razón, al igual que se cuentan con expertos en tácticas, expertos en el cuidado de las lesiones de los jugadores, las escuelas deportivas deberían contar con la figura del psicólogo o pedagogo que enseñara a los entrenadores a gestionar los equipos, a gestionar los vestuarios. Un psicólogo puede enseñar a los entrenadores a:

  •  Comunicarse eficazmente con sus jugadores las instrucciones y la finalidad de los ejercicios. La forma y el modo son muy importantes
  • Saber escuchar al equipo.
  • Motivar al equipo y a los jugadores.
  • Controlar sus emociones y la de sus jugadores.
  • Optimizar las relaciones con los padres de los jugadores, en muchas ocasiones un verdadero problema para las escuelas.



De esta manera, el psicólogo puede colaborar en crear una cultura de valores dentro de la escuela, promoviéndola a través de los entrenadores. 

lunes, 9 de febrero de 2015

Tu hoja de ruta

En nuestro anterior post, hablábamos de metas y de propósitos para este año, de los objetivos que nos hemos planteado, cómo debían ser.

Ahora ya metidos en pleno mes de Febrero, algunos de estos propósitos ya los tenemos en marcha mientras que otros puede que ya se hayan perdido en nuestra memoria para sacarlos dentro de once meses y volver a planteárnoslos en la próxima Nochevieja.

Precisamente de éstos últimos quería hablar. Si el objetivo propuesto lo hemos desechado en apenas 40 días, significa que el objetivo no se ha planteado correctamente. Lo primero que debemos hacer es analizar las causas de por qué no hemos alcanzado el objetivo y volver a plantearlo de nuevo, recordando las características que mencionamos en la anterior entrada: el objetivo debe ser propio, alcanzable y concreto.

Desgrana tu objetivo

Los objetivos deben poder desgranarse en otros más pequeños, pequeños hitos que nos permitan alcanzar el objetivo final. La ventaja de estas pequeñas metas es que cada vez que los alcanzamos, nos refuerza para alcanzar el siguiente.

Siéntate, tómate el tiempo que sea necesario y escribe tu propia “hoja de ruta”. Compártela si lo crees necesario, pero hazlo con quien puedas apoyarte, pedir consejo o ayuda, pero recuerda, la meta final es tuya, que no te condicionen.

Es posible que algunos de estos objetivos no puedas alcanzarlo, no decaigas nunca. Siéntate de nuevo con tu “hoja de ruta”, busca el por qué, toma planes de acción, reformula el objetivo y vuelve a la carga. Tómate este contratiempo como un nuevo aprendizaje.


Modificar la hoja de ruta no supone un fracaso, tan sólo un nuevo e ilusionante camino para alcanzar tu objetivo.

viernes, 2 de enero de 2015

A propósito de mis propósitos

Con el fin de año, todos nos proponemos nuevas metas, hábitos, nuevos propósitos. Algunos de ellos se repiten en el tiempo, año tras año, lo cual significa que no se han alcanzado, sin embargo nos lo proponemos de nuevo.

En realidad, se ha convertido en una costumbre más que en un propósito real, no es necesario esperar a un 31 de Diciembre para proponer el cambio en alguna faceta de la vida, podemos hacerlo en otras fechas señaladas como puede ser un cambio de estación, un aniversario, etc. La cuestión es tener claro el objetivo y el camino a recorrer. Si no lo tenemos claro, no lo alcanzaremos nunca. Repasemos las características que deben tener los objetivos o metas que queremos plantear:

Concretos: la meta o el objetivo debe ser concreto y medible. No sólo por nosotros sino por el resto de las personas que me rodean con quien puedo compartir mis metas. Y no sólo debe ser concreto el objetivo sino también las razones por las que me lo planteo.

Propios: puedo, incluso debo, compartir el objetivo pero debe ser propio, realizado desde mi autoconocimiento y mi reflexión. Si el objetivo no lo hago mío, no habrá el compromiso necesario para llevarlo a cabo y a la mínima barrera, dejaré de luchar por él.

Alcanzables: el objetivo debe ser alcanzable, conviene distinguir entre sueño y objetivo o meta. Debemos ser ambiciosos en nuestros objetivos pero deben estar a nuestro alcance o, por lo menos, tener la percepción sincera de que podemos alcanzarlo. Lo contrario es como hacer trampas jugando al solitario, es inútil engañarnos a nosotros mismos.
Una meta inalcanzable (deseos o esperanzas) nos lleva a la decepción y a la frustración. Si es alcanzable (lo quiero) me llevará a la acción, me motivará.
En este sentido, debemos contar con un itinerario (especialmente en objetivos a largo plazo), debemos conocer el itinerario, los pasos que debemos seguir para alcanzar la meta que no son más que objetivos más asequibles o más a corto plazo que nos ayudarán a alcanzar el fin último. Es recomendable sentarse frente un papel y desarrollarlo, de esta manera ya contaremos con un plan de acción.

Revisa tus propósitos, y comprueba que tienen estas características. Si no los tienen, revísalos o busca otros.

A lo largo de nuestro recorrido para alcanzar nuestros objetivos, nos podemos encontrar con importante barreras u obstáculos. No te rindas, respira hondo y sigue hacia adelante. Busca siempre el lado positivo, que lo hay.