A lo largo de estos días
conoceremos cómo quedan conformados los gobiernos de los diferentes pueblos,
ciudades y comunidades autónomas en estas elecciones tan apretadas y plurales.
Por mi parte, lo único que pido a
aquellos que van a estar al frente de sus ciudades, pueblos o comunidades
autónomas, es que reflexionen sobre la finalizada (por fin) campaña electoral,
que se den cuenta de su gran déficit, aquel del que adolece el líder autoritario
y patriarcal, la escucha.
Porque nuestros políticos
definitivamente no escuchan, aunque ellos se jactan de decir que lo hacen,
porque si se atrevieran a escuchar no les gustaría nada lo que les llegaría.
Poco les importa que una de las principales preocupaciones de los españoles sea
la clase política, se niegan a hacer una reflexión más profunda y de verdad
ocuparse de tener un feedback por parte de sus conciudadanos con mayor carga
cualitativa. Ellos se quedan en las encuestas (algunas sesgadas) y en los tres
o cuatro comentarios que dicen “escuchar” por la calle.
Escuchar no es solo recibir información, es entenderla,
respetarla y digerirla
La escucha es una parte
fundamental en el liderazgo, junto a la empatía, el control emocional y la
comunicación. De todos estos factores, casi todos los políticos suspenden
claramente en dos de ellos, la empatía y la escucha, la gran mayoría aprueban
en comunicación y prácticamente todos poseen un elevado control emocional.
Es precisamente es la falta de
empatía la que provoca ese déficit en la escucha, como dice Pruden Martín,
socio consultor en Liderea, “El no ser capaces de calzar los zapatos de
los ciudadanos y postularse como los únicos poseedores de la verdad por encima
del bien y del mal.”
Que las áreas de mejora de un
líder en una organización sean la empatía y la escucha, es preocupante pero lo
es más cuando hablamos de las necesidades de una población o de una comunidad.
En el ámbito laboral, el líder que
no escucha está perdido, sin embargo la clase política parece que queda fuera
de esta afirmación pues muchos de ellos perduran en el tiempo.
En las empresas donde trabajamos
nos enfrentamos habitualmente a muchos datos que provienen de encuestas de
clima laboral pero los más relevantes los extraemos del análisis cualitativo,
análisis que nos proporcionan los propios integrantes de la organización, bien
a través de la pregunta directa o a través de la observación de sus
comportamientos.
Entiendo que debe ser complicado
obtener una encuesta cualitativa de todos o, por lo menos, de gran parte de los
ciudadanos pero hoy en día contamos con muchas formas de comunicación que
podrían estar al alcance de los partidos y a través de las cuales se podrían
extraer conclusiones tras su análisis.
En cuanto a la observación, el
sufragio es un claro ejemplo, el voto del ciudadano está cambiando, pero la
pregunta debe ser por qué lo han hecho, pero no solo los que han perdido
electores sino también quienes los han ganado.
Al final, el fracaso de los
derrotados tiene que verse como una serie de acciones a tomar para ser mejores
y la victoria como un camino a seguir del cual no deben salirse.
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