martes, 23 de diciembre de 2014

Liderando entre fogones

(Artículo publicado en el periódico digital Valencia Plaza el pasado 24 de Diciembre de 2014: http://www.valenciaplaza.com/ver/146032/top-chef-marc-david-liderazgo.html)

El pasado Miércoles contemplamos la final de un programa televisivo de gran audiencia. Pudimos ver a dos concursantes competir por un preciado trofeo, dos personalidades muy diferentes y que quedaron reflejadas en la gestión de sus equipos en la competición.


Dos profesionales de la cocina Marc y David se batieron en duelo la noche del Miércoles por ser “top chef” de la cocina española. Han competido durante 15 semanas por alcanzar este hito, en el camino se quedaron grandes cocineros, sólo dos de ellos competían en la gran final.

Para los que hemos seguido el programa y los hemos ido “conociendo”, Marc y David son dos polos opuestos en cuanto a su personalidad.

Por un lado tenemos a Marc, persona fría, calculadora, ambiciosa, en ocasiones con una marcada prepotencia que le ha llevado a tener encontronazos con casi todos los participantes del concurso. Se muestra orgulloso de no mostrar sus emociones, presume de su coraza y ahí vemos la principal diferencia con su competidor. A la hora de cocinar se centra en la ejecución, aplicando múltiples técnicas y creando platos curiosos y, a la vista, bastante apetitosos.

En el lado opuesto David. Emocional a más no poder, en ocasiones en exceso, pecando de empalagoso. David se muestra como lo que es, un joven apasionado por la cocina cargado de inocencia, no sé si interpretando un papel con el que se ha ganado, por lo leído en redes sociales, la simpatía de los seguidores del programa.


Dos personalidades diferentes y dos formas diferentes de liderar dos equipos.

Si la final del concurso se hubiera planteado como una final individual, posiblemente el resultado hubiera sido el mismo, o no. Pero sea como fuere, la dirección del programa creyó conveniente crear dos equipos, cada uno de ellos liderado por los finalistas Marc y David. Y en la gestión de sus equipos, esas diferencias mostradas durante las semanas de emisiones del programa, quedaron más que reflejadas.

Es verdad que ellos mismos seleccionaron a sus ayudantes de entre sus antiguos compañeros, pero creo que no fue significativo para el funcionamiento de los equipos.

Durante la competición, David se mostró más relajado, siempre sonriente y siempre lanzando mensajes positivos hacia su familia, que se encontraba en el plató, a su novia y amigos, etc. Transmitía felicidad simplemente por estar compitiendo en la gran final. Esa relajación se transmitía a su equipo, al cual no ordenaba, sino aconsejaba. Su equipo trabajó libremente y sin presión añadida alguna.
En todo momento, David, se comunicaba con su equipo con palabras como “fenomenal”, “chicos”, “eres un crack”, etc. Continuamente agradeciendo a su equipo cada una de las cosas que iban haciendo y alagando el resultado final. En alguna ocasión, corregía a sus colaboradores, pero siempre acabando con un “¿no crees?”.

En el otro banco de cocina teníamos a Marc. Durante la prueba, al igual que David, busca el apoyo en su familia y seguidores, agradeciéndoles su presencia y ánimos. Sin embargo, lanza mensajes de rencor, resentimiento y rabia hacia los compañeros que no le han apoyado durante el programa o que se han volcado más con David. Estos pensamientos negativos van a filtrarse irremediablemente dentro de Marc y le afectará a su saber hacer e incluso a su confianza. Especialmente, cuando cree que no tiene tiempo para finalizar la prueba. En ese momento comienza a justificarse y a buscar culpables, en lugar de reaccionar y tomar medidas.

Más maduro y con mayor experiencia que David, a la hora de comunicarse con su equipo, lo hace de una forma muy diferente. Marc ordena. Establece las pautas a seguir y cada uno a su plato. Apenas se dirige a sus compañeros. Sólo cuando comprueba que se queda sin tiempo, comienza a animarlos, ahí encuentra el apoyo de sus colaboradores y aúnan fuerzas para llegar a preparar los platos en el momento justo.

La fuerte personalidad de Marc, hace que sus compañeras se encuentren más encorsetadas que los componentes del otro equipo, se muestran más preocupadas de hacer bien lo que Marc haría en lugar de aportar su grano de arena, lo que les hace estar más tensos y por lo tanto más incómodos.


Al final, la decisión viene determinada por un jurado que evalúa aspectos técnicos como los grados de cocción, presentación del plato, mezclas de sabores, etc. Un jurado compuesto, como no puede ser de otra manera, por un selecto grupo de grandes cocineros. Posiblemente el lector y yo, profano en este tipo de arte, mantengamos discrepancias sobre quién sería el ganado y, casi seguro, en cuál de los platos está más bueno, pero, sin lugar a dudas, yo trabajaría en el equipo de David, ¿y tú?

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